Requiem por una ciudad. Hablemos de Cali
Es triste. Tratamos de creer en Cali. Hacemos campaña para pensar positivamente. Hacemos grupos, logias, fundaciones y movimientos para resaltar lo bueno y dejar a un ladito lo malo. Nos inventamos blogs, fotoblogs y magazines para decir a garganta henchida:"en Cali si hay cosas buenas". Y las hay, pero cada vez hay que hacer mayor esfuerzo para encontrarlas, cada vez hay que esforzarse más para hallarlas, cada vez es más aburrido, porque aunque las haya, no son de buena calidad. En general.
Más allá de la obra del MIO, que ni mio ni tuyo, que tiene desbaratada la ciudad, es evidente el abandono urbano al que ha sido sometida. Las basuras ya tienen vida propia y esas montañas engullen al que se descuida. Los rotos en las calles también. Desde hace años los pintan en vez de taparlos. Las principales propiedades sobre las avenidas de la ciudad se tumban para convertir los lotes en parqueaderos, con grandes mallas y piso de grava a $2.500 la hora. Los centros comerciales se apropiaron del paisaje, aereo y terrestre. En ellos proliferan los casinos, que por doquier levantan muros de 50 metros de ancho por 20 metros de alto con luces coloridas y brillantes como en Las Vegas, hiriendo y contaminando visualmente toda la ciudad y comiéndose los andenes con los avales oficiales de las curadurías urbanas, impolutas ellas e impermeables a cualquier asomo de control y vigilancia. Así mismo pasa con las gigantes vallas publicitarias, torres gigantes de metal que rematan en una, dos y tres vallas, novedosas y rentables, contaminantes cortinas publicitarias que parecen creadas más bien para hacer olvidar desde las colinas cercanas hasta los majestuosos Farallones, que dia a dia son talados, horadados, convertidos en canteras, quemados y vendidos a los mismos gobernantes de turno para su explotación y disfrute.
Bien por la institución, bien por las dependencias. El Dagma, planeacion municipal, hacienda, educación, desarrollo. Bien por los organismos de control, bien por los de ejecución, bien por los manutención. Todos llenos de funcionarios enquistados que engordan sus panzas y sus haberes. Todos llenos de vicios burócraticos perfectos para ilustrar el más bello libro sobre los siete pecados capitales. Porque eso es lo único que le queda de capital a la ciudad: sus pecados.
Mientras de los mangones y lotes de engorde saltan tigres que devoran ciudadanos, en los cruces de las avenidas tienen más poder y autoridad un grupo de muchachos indigentes que con palos y gritos se dedican a guiar el tránsito que los mismos guardas de tránsito que se parchan de a dos y tres a tomar cocacola con pandebonos, "donacion" de la tienda de la esquina. Y ni hablar de los famosos reguladores de trásito, personajes sin voz, ni voto, ni mando, ni visión -para mantenerse a la altura del estamento- inventados para adornar los rotos y obstáculos de las obras del MIO.
Largas y anchas manchas amarillas de taxis se apropian de todos los espacios: cuando están quietos son auto-bolardos, que estorban e impiden la circulacion de los otros tantos miles de autos de colores. Pero cuando no están quietos, cuando recorren la ciudad son temibles dueños de las calles que pueden violar todas las normas y leyes de tránsito que alguna vez existieron en la ciudad. Y ni hablar de las señales, usadas hoy para anunciar los conciertos de reggaetton y rumbas electrónicas.
Si... ¿hablamos de Cali? ¿Hablamos de los altísimos decibeles con que las iglesias imploran un mundo mejor? ¿Hablamos del trato hacia las pequeñas y medianas industrias? ¿Hablamos de la cabalgata, ruin e inhumana manifestacion de pistola, droga y rancheras? ¿Hablamos de la Paz?
No es de ayer ni de hoy. Acá hace tiempo que nos quedamos sin alcaldes. Nada que no arregle un buen blog.
Más allá de la obra del MIO, que ni mio ni tuyo, que tiene desbaratada la ciudad, es evidente el abandono urbano al que ha sido sometida. Las basuras ya tienen vida propia y esas montañas engullen al que se descuida. Los rotos en las calles también. Desde hace años los pintan en vez de taparlos. Las principales propiedades sobre las avenidas de la ciudad se tumban para convertir los lotes en parqueaderos, con grandes mallas y piso de grava a $2.500 la hora. Los centros comerciales se apropiaron del paisaje, aereo y terrestre. En ellos proliferan los casinos, que por doquier levantan muros de 50 metros de ancho por 20 metros de alto con luces coloridas y brillantes como en Las Vegas, hiriendo y contaminando visualmente toda la ciudad y comiéndose los andenes con los avales oficiales de las curadurías urbanas, impolutas ellas e impermeables a cualquier asomo de control y vigilancia. Así mismo pasa con las gigantes vallas publicitarias, torres gigantes de metal que rematan en una, dos y tres vallas, novedosas y rentables, contaminantes cortinas publicitarias que parecen creadas más bien para hacer olvidar desde las colinas cercanas hasta los majestuosos Farallones, que dia a dia son talados, horadados, convertidos en canteras, quemados y vendidos a los mismos gobernantes de turno para su explotación y disfrute.
Bien por la institución, bien por las dependencias. El Dagma, planeacion municipal, hacienda, educación, desarrollo. Bien por los organismos de control, bien por los de ejecución, bien por los manutención. Todos llenos de funcionarios enquistados que engordan sus panzas y sus haberes. Todos llenos de vicios burócraticos perfectos para ilustrar el más bello libro sobre los siete pecados capitales. Porque eso es lo único que le queda de capital a la ciudad: sus pecados.
Mientras de los mangones y lotes de engorde saltan tigres que devoran ciudadanos, en los cruces de las avenidas tienen más poder y autoridad un grupo de muchachos indigentes que con palos y gritos se dedican a guiar el tránsito que los mismos guardas de tránsito que se parchan de a dos y tres a tomar cocacola con pandebonos, "donacion" de la tienda de la esquina. Y ni hablar de los famosos reguladores de trásito, personajes sin voz, ni voto, ni mando, ni visión -para mantenerse a la altura del estamento- inventados para adornar los rotos y obstáculos de las obras del MIO.
Largas y anchas manchas amarillas de taxis se apropian de todos los espacios: cuando están quietos son auto-bolardos, que estorban e impiden la circulacion de los otros tantos miles de autos de colores. Pero cuando no están quietos, cuando recorren la ciudad son temibles dueños de las calles que pueden violar todas las normas y leyes de tránsito que alguna vez existieron en la ciudad. Y ni hablar de las señales, usadas hoy para anunciar los conciertos de reggaetton y rumbas electrónicas.
Si... ¿hablamos de Cali? ¿Hablamos de los altísimos decibeles con que las iglesias imploran un mundo mejor? ¿Hablamos del trato hacia las pequeñas y medianas industrias? ¿Hablamos de la cabalgata, ruin e inhumana manifestacion de pistola, droga y rancheras? ¿Hablamos de la Paz?
No es de ayer ni de hoy. Acá hace tiempo que nos quedamos sin alcaldes. Nada que no arregle un buen blog.
Las fotos se las quedo debiendo
3 Comentarios:
Hola! qué rico leerte de nuevo. Sigo perteneciendo al grupo de los que ve el vaso medio lleno y no medio vacío, qué le vamos a hacer, pero estoy totalmente de acuerdo con vos. Cali nos duele y mucho, es la ciudad que la vida me puso en el camino para vivir, trabajar y para criar a mi hija quien, a sus 6 añitos, es más caleña que "rola". Por ella y por los que todavía queremos esta tierrita que nos ha acogido varias veces, varios años, es importante seguir adelante, hacer un llamado de atención desde nos corresponda y ante todo, ser proactivos. Bien por la queja y somos varios en la lucha, no te preocupes.
Si, Isita, pareciera que me levanté pesimista hoy, aunque muy adentro y dadas las noticias más bien me levanté optimista, pero en fin, eso no importa. Para mí, más que medio lleno o medio vacío, el vaso se está rompiendo. Igual, es sólo una queja. Tal vez mañana me preocupe más por los alacranes voladores que rebotan contra el vidrio de mi ventana y pasado por los niños pobres de los semáforos, como manda en diciembre. Ojalá un día podamos "chicaniar" con una ciudad organizada y linda.
Hola Julian
Vaya sorpresa tu visita! :) ...cuánto tiempo!
Mira, que leo tu post y de pronto creo que estás hablando de Tijuana.
Ay mi Tijuana!... desde sus orígenes mi ciudad tiene su «Leyenda Negra». fronteriza y generosa, ha sido utilizada por la delincuencia organizada... y con el Ayuntamiento actual, las cosas son cada vez peores.
De pronto los poetas intentan cosas:
http://www.bitacoracultural.com/breves.html
Sabemos que nunca será suficiente...
Vicios por todas partes Julián, Cali-Tijuana... el nombre es lo de menos!
Gracias por la visita :)
Un abrazo
Mony
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