Mi nuevo vicio
Tengo un nuevo vicio. Increible, a estas alturas y yo así. Cuando pensaba que ya había domeñado los vicios más malos, dosificado los más queridos y cerrada y trancada la puerta por dentro para los nuevos me doy cuenta que otro se apoderó de mí. Claro, como siempre y en todos los casos, la culpa fue mía: al principio por probar, luego, uno más no hace daño y después, ya estoy adentro y no me dí ni cuenta. Hace tres días encendí el computador y derecho al block de notas y al fotochó. Ayer en la tarde mientras trabajaba, todo el tiempo pensaba en mi vicio. Lo peor es cuando los amigos en medio de una conversación común me hablan de aquello. Y no precisamente para criticarme ni decirme que me salga y que lo deje. Tengo un nuevo vicio y además creo que muy dentro de mí quisiera que mis amigos tambien cayeran en él. Qué horrible. Qué bueno sería. Y ni siquiera me arrepiento de pensarlo ni de desearlo. De pronto llega a mi cabeza una oleada de deseo y necesidad de mi nuevo vicio y caigo redondo. Sin fuerza para evitarlo. De nuevo al bloc de notas y al fotochó. Y como ahora va más rápido esto, es más fácil. ¿Ya saben de qué les hablo? Si, de mi blog. De escribir. Hace dos días detecté el problema cuando abrí mi blog, pero no para poner una nota nueva, no. Lo abrí para ver qué había escrito yo de nuevo... ahhhh. Tengo un problema. ¿Me estará llevando a la locura? Y como tiene fuerza, porque claro, es un vicio sano, fuerte y egocéntrico, me está haciendo tocar fondo al escribir sobre él. Sí. Toqué fondo. Tengo un vicio. ¡Más rico...!
Y ahora al fotochó.
2 Comentarios:
Hola!
Primera vez en tu blog... llegué dando clicks en "NEXT BLOG" :)
Debo confesar que padecemos del mismo mal jejeje... efectivamente esto se vuelve un vicio... yo ya no puedo evitarlo y tengo 3 blogs (sí, uno ya no era suficiente jeje)
Me ha gustado bastante tu blog, así que habré de incluirlo en mis links, para tener acceso directo ;)
Saludos desde Tijuana, México
Mony
Pues confieso que caí. Hay demonios internos que, por más que se traten de enfrentar hablando, no se exorcisan a menos que uno los enfrente escribiendo.
¡Bacano tu vicio!
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