Blancos y Negros
El fin de semana pasado estuvimos en Silvia, departamento del Cauca, de paseo y disfrutando del carnaval de Blancos y Negros, fiesta regional que se celebra en los departamentos de Cauca y Nariño. Ya desde los primeros pueblos de Cauca fuimos invitados cordialmente a la celebración, cuando al pasar por Piendamó, nos lanzaron al carro bombas de agua y chorros a presión que nos dejaron a todos emparamados. Entre risas y alarma por ver desde dónde llegaría el siguiente ataque, recorrimos los treinta y pico de kilómetros hasta llegar a Silvia.
Es un pueblo fundado en no se sabe cuándo ni por quiénes (aunque se cree que pertenecía a una Encomienda del hijo de Sebastián de Belalcázar, fundada en 1562), constituido municipio en 1908 y habitado desde siempre por los indígenas Guambianos (Silvia es su resguardo mayor) descedientes de una de las tantas ramas de los Chibchas.
La llaman la Suiza de América y sus razones son bien fundadas. Está a 2.520 metros sobre el nivel del mar y rodeada de unas montañas tan altas como quebradas, dejando ver altos picos y profundos cañones.
Caminamos por el pueblo, entramos a un museo que parece un Deje-aquí-un-recuerdo-de-su-país pero no vimos ningún museo de esto-es-lo-que-somos-y-lo-que-hacemos. Es un monumento a los viajes de don Belisario por todo el mundo. Como siempre, adoramos a los extranjeros y dejamos de lado lo nuestro. Sería bueno que establecieran una casa museo con todas las muestras de los tejidos, pinturas, cerámicas y productos en general de lo que se hace y lo que es la cultura guambiana.
Luego, almuerzo tipo pícnic a la orilla de un lago en medio de carpas y jolgorio. Bajamos de nuevo al pueblo para no perdernos un desfile de carrozas alegóricas a estos los tiempos del fin del mundo (globalización, aborto, guerrilla, calentamiento global, fumigaciones, falta de fe, etc..) y para recibir, ahora sí en forma, un baño de harina que nos dejó, como dice mi papá, como cucarachas de panadería.
El carnaval de Blancos y Negros no distigue color, credo, forma ni título. A todos por igual bañan con agua, tapan con harina y pintan con betún. La idea es celebrar la unión y el encuentro amigable de las etnias en la región, por lo que el primer día, día de los negros, se sorprende al transeunte pintándolo de negro. El segundo día, día de los blancos, vuelan la harina y el talco, y el tercer día se limpian las penas con el agua. De sorpresa también, claro. Los únicos que medio se salvan son los indígenas que van vestidos con su anaco, o vestido típico, de paños pesados y muy coloridos, de sombrero de fieltro negro. Ellas suelen llevar collares de cientos de cuentas blancas y ellos un bastón que recuerda un bastón de mando.
Además en la calle es norma general beber Changuar, un destilado de anís con panela que fermentado embriaga como pocos.
A las cinco de la tarde tomamos carretera caucana. De nuevo viejos y niños que lanzan agua escondidos desde los árboles y barrancos y jóvenes en Mazdas que se igualan en la vía para tirar bombas llenas de agua. En varios casos fuimos atacados con mucho éxito. Jeeje.
Al final risas y risas y el paseo se acabó. Lo recomiendo, pienso volver el año entrante, con muchos amigos, mucha harina y mucha agua para disfrutar de nuevo de los buenos vientos de este pueblo en carnaval.
Si querés ver más fotos de la región, entra acá
Es un pueblo fundado en no se sabe cuándo ni por quiénes (aunque se cree que pertenecía a una Encomienda del hijo de Sebastián de Belalcázar, fundada en 1562), constituido municipio en 1908 y habitado desde siempre por los indígenas Guambianos (Silvia es su resguardo mayor) descedientes de una de las tantas ramas de los Chibchas.
La llaman la Suiza de América y sus razones son bien fundadas. Está a 2.520 metros sobre el nivel del mar y rodeada de unas montañas tan altas como quebradas, dejando ver altos picos y profundos cañones.
Caminamos por el pueblo, entramos a un museo que parece un Deje-aquí-un-recuerdo-de-su-país pero no vimos ningún museo de esto-es-lo-que-somos-y-lo-que-hacemos. Es un monumento a los viajes de don Belisario por todo el mundo. Como siempre, adoramos a los extranjeros y dejamos de lado lo nuestro. Sería bueno que establecieran una casa museo con todas las muestras de los tejidos, pinturas, cerámicas y productos en general de lo que se hace y lo que es la cultura guambiana.
Luego, almuerzo tipo pícnic a la orilla de un lago en medio de carpas y jolgorio. Bajamos de nuevo al pueblo para no perdernos un desfile de carrozas alegóricas a estos los tiempos del fin del mundo (globalización, aborto, guerrilla, calentamiento global, fumigaciones, falta de fe, etc..) y para recibir, ahora sí en forma, un baño de harina que nos dejó, como dice mi papá, como cucarachas de panadería.
El carnaval de Blancos y Negros no distigue color, credo, forma ni título. A todos por igual bañan con agua, tapan con harina y pintan con betún. La idea es celebrar la unión y el encuentro amigable de las etnias en la región, por lo que el primer día, día de los negros, se sorprende al transeunte pintándolo de negro. El segundo día, día de los blancos, vuelan la harina y el talco, y el tercer día se limpian las penas con el agua. De sorpresa también, claro. Los únicos que medio se salvan son los indígenas que van vestidos con su anaco, o vestido típico, de paños pesados y muy coloridos, de sombrero de fieltro negro. Ellas suelen llevar collares de cientos de cuentas blancas y ellos un bastón que recuerda un bastón de mando.
Además en la calle es norma general beber Changuar, un destilado de anís con panela que fermentado embriaga como pocos.
A las cinco de la tarde tomamos carretera caucana. De nuevo viejos y niños que lanzan agua escondidos desde los árboles y barrancos y jóvenes en Mazdas que se igualan en la vía para tirar bombas llenas de agua. En varios casos fuimos atacados con mucho éxito. Jeeje.
Al final risas y risas y el paseo se acabó. Lo recomiendo, pienso volver el año entrante, con muchos amigos, mucha harina y mucha agua para disfrutar de nuevo de los buenos vientos de este pueblo en carnaval.
Si querés ver más fotos de la región, entra acá
10 Comentarios:
Que buen parche pero me queda una duda: ¿no es redundante echarte harina? Mejor te untás de betún... sería más divertido... :)
En todo caso, me incluyo desde ahora en ese "muchos amigos, mucha harina".
Claro que sí. Vos, como todos los amigos del corazón, estás ya incluidos en la lista. La carpa espera y el sitio es fantástico.
es buena la resenia de esa población. Hace tiempo estuve en colombia y lleguamos hasta popayián y Silvia. Es bello, me sentí en casa. Bien colombianos amen su patria.
Soy de Cartagena, Colombia. No tengo blogs pero me entretengo leyendo los de los demás. Me parece bueno que hayas mostrado en tu blog algo que para la mayoría no es tan conocido.
Hola Juan. Alguna vez hice un trabajo en la universidad sobre etnias y los guambianos fue un tema que me pareció especial por la forma como a través del tiempo han conservado y mantienen activas sus creencias, su vestuario, su lengua y tantas otras cosas. Es una de las comunidades más representativas y a la vez más vistosas de nuestro país, por lo que debemos siempre apoyarlos como minoría que son y ayudarles a conservar sus legados, tan importantes para nuestra sociedad, tan homogenizadora y arrasadora.
Hola amiguote , super el paseo ; me hiciste transportar a muchos tiempos pasados. Fiestas de carnaval familia y amigos en Timbio y Popayan cauca , y claro de un paseo que hice con tu y tu familia cuando estabamos en bachillerato ...tambien montamos a caballo creo que por los lados de el mismo rio . AHHHHH tiempos aquellos ....que rico volver . cheverisimo el articulo y las fotos.
Pues Claro que me acuerdo, Míldred!! Estando allá me acordé mucho de ti, del paseo que nombras y todo eso. Tienes que volver al país para que hagamos un paseillo por esa región.
Leyendo este texto me recordaste un pueblo cerca a Bogotá, Tabio, hace año y medio fui y me sentí emocionada, a la entrada de uno d elos tantos lugares de artesanías, vendían una aromática con sabor a todo (jajaja) a canela, guayaba, mora, es un secreto de la abuela de la niña que ateníia al público, vestida con traje típico, y la aromática en un caldero inmenso llamba mucho la atención, la gente hacía fila para saborear este exqusito líquido, siguiendo el recorrido en un hotel ubicado en una casa antigua muy típica, tuvimos e mejor espectáculo de tango, ahí aprendí que se bailaba entre hombres,restaurantes, postres, si sigo contando me toca hacerlo en mi blog, la idea de este comentario se relaciona con el museo que hablas, cuando volví al año, llevando unos familiares de mi cuñada, me encontré con casas vacías, ya no había artesanías, ni aromática, restaurantes italianos sí, sobrebarriga no se conseguía, el tango estuvo muy regular, la iglesia cerrada, no podíamos disfrutar su arquitectura interior, fue un fiasco el paseo, no entiendo cómo un sitio así lo dejen acabar, los artesanos me dijeron que sólo tenían ventas el fin de semana, el resto de la semana nadie iba y así no podían sostener el negocio, es una lástima la falta de apoyo para estos lugares.
Completamente de acuerdo contigo. Muchos de los sitios más representativos de nuestro país, dependen y se hacen gracias a la gente y en la mayoría de los casos no hay una entidad encargada de velar no tanto por la piedra, la playa, la mata y la montaña como por la comunidad que vive en torno a ello. Falta mucha "cosa" social por estos lados aún.
Your blog keeps getting better and better! Your older articles are not as good as newer ones you have a lot more creativity and originality now keep it up!
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal